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El artista que podía ver los colores de la música

¡Acerca a tus niños a la cultura y al arte de una forma divertida! Conoce al artista ruso Vasili Kandinsky quien podía ver los colores de la música y realiza las dos interesantes actividades inspiradas en él.

Kandinsky nació en Rusia hace casi 150 años y desde muy pequeño se enamoró del arte. Amaba la música y siempre llevaba con él una libreta donde dibujaba y escribía todo lo que se le ocurría; muchas cosas llamaban su atención, pero en especial los colores de la naturaleza.

Conforme crecía, Kandinsky desarrolló una condición llamada sinestesia por la cual, a diferencia de la manera en que vemos tú o yo, él podía ver los colores de la música que escuchaba. Suena muy raro, ¿verdad? ¡Pues sí! Wassily Kandinsky podía sentir las notas de una canción y verlas en color.

Aunque quería ser pintor, su papá no lo dejó y le ordenó estudiar para abogado así que a Kandinsky no le quedó otra opción que estudiar leyes. Cuando terminó de estudiar se convirtió en profesor, pero eso no lo hacía feliz por lo que decidió dejarlo todo e irse a estudiar pintura a Alemania.

Kandinsky destacó en el arte abstracto y se convirtió en su máximo exponente. Esta corriente artística emplea figuras geométricas y colores de tal forma que cuando ves una obra abstracta te hace sentir diferentes emociones.

Pinta como Kandinsky

Actividad 1

Coloca una cartulina sobre una superficie y elige las pinturas que quieras: acuarelas, témpera o acrílico; pon música de Wagner o de Mozart, la favorita de Kandinsky, para inspirarte. Cierra los ojos y concéntrate en sentir la música. ¿Qué colores ves? ¿Qué sientes en el corazón? Ahora, ¡sólo sigue sintiendo la música y déjate llevar! Disfruta cada pincelada.

Actividad 2

El círculo era la forma preferida de Kandinsky y para esta actividad sólo utilizarás una hoja tamaño carta. Dóblala por la mitad, vuelve a doblarla y repite este paso dos veces más. Cuando la abras debes tener 16 cuadrados marcados.

La idea es hacer muchos círculos y sentir cada color buscando uno diferente al anterior. Dentro de cada cuadro dibuja un círculo que toque los lados de esa casilla, con otro color haz uno más chico y luego otro más pequeño y así sucesivamente hasta llegar al centro.

El propósito es utilizar toda la hoja. No es necesario terminar todo en un día: el arte toma su tiempo y la idea es disfrutar cada momento. Recuerda que el arte aparece cuando se unen la mente y el corazón, así que puedes poner música otra vez mientras pintas.

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